DETRAS DEL UNIFORME



En nuestro país, se considera que todo mexicano y mexicana al cumplir los 18 años, tienen ya una madurez cognitiva y emocional para tomar decisiones con respecto a temas de autonomía e independencia y en consecuencia responder por sus actos. La persona, aunque pertenece a una misma especie, es diversa en su estado físico, biológico, emocional e intelectual. Sin embargo, se contempla que todas, o la gran mayoría, tienen la capacidad jurídica para dar respuesta a las circunstancias y situaciones de la vida. El tema se vuelve debate cuando aparecen en el escenario las Personas con Discapacidad (PcD). ¿Por qué? Pues, porque durante años, por no decir siglos, han sido catalogadas como incapaces, minusválidas-inválidas, lisiadas y cualquier otro concepto que encierre la indefensión, provocando una visión y contemplación de este colectivo desde una perspectiva de enfermedad y asistencialismo, dirigiendo a ellas acciones de protección que las ha llevado a una zona de exclusión. Los mismos involucrados, con la asesoría de expertos en la materia, han provocado que la discapacidad transite de una visión de enfermedad a condición de vida y de asistencialismo a empoderamiento. Han sido luchas férreas y fructíferas en las que se han visto favorecidas las propias personas con discapacidad, y por ende, las personas que permanecen alrededor de ellas: familia, amigos, activistas. La petición y el reclamo es ¡Nada de nosotros sin nosotros! De sus logros más notables: la elaboración de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, donde se privilegia su autonomía e independencia y la reforma del 2011 a nuestra Carta Magna, específicamente al artículo primero en materia de derechos humanos y no discriminación. Pero como lo escribía en el segundo párrafo, la persona es DIVERSA, en estado físico, biológico, intelectual y emocional, incluso entre el colectivo de las Personas con Discapacidad, no hay un estándar en el que permanezcan sus miembros, a pesar de compartir una condición de discapacidad motriz, visual, auditiva, intelectual o psicosocial, hubo, hay y habrá quienes dándoles asesoría, acompañamiento, guía se vuelvan autogestores de sus propios derechos y por consiguiente se empoderen, y otras que no lo alcanzarán. Usted y yo, conocemos (y no por historia de TV o cine) a dos o más Personas con Discapacidad y ¡qué diferentes son!, no sólo por su nombre y aspecto físico, sino por su condición y habilidad para responder a las exigencias de la vida. Al respecto y dentro de una charla-debate que sostuvo el entonces director de Atención a la Discapacidad de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Adalberto Méndez, en septiembre de 2015 con alumnos de la carrera de Derecho de la Universidad La Salle Gómez Palacio, dijo 'Sostener que la persona con discapacidad debe y está obligada a mantener una tutela para la toma de decisiones es tan descabellado como pretender pensar retirar el juicio de interdicción de ahora en adelante'. Con ello se hace más delicado debatir en las salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para determinar todo o nada con respecto a los apoyos que necesitan las personas con discapacidad y no sólo para temas exclusivamente jurídicos. Esperamos una profunda revisión de los temas de este colecto en las próximas sesiones, donde se busque el bien mayor del colectivo. Primero Persona.

Comentarios

Entradas populares