CADA CABEZA UN MUNDO
Dice un refrán que cada cabeza es un mundo.
Ayer pude comprobarlo. Nos encontrábamos en una casa de esta ciudad y el
pretexto era la comida; el fondo, coincidir con candidatos a puestos de
elección popular a contender el próximo 4 de junio. Era una reunión a la que fueron convocadas las mujeres que por su
trabajo y lucha se han convertido en líderes de su ramo. Había del sector
industrial, empresarial, educativo y de asociaciones civiles. Ahí estaba su
servidora por Autismo San Roberto. Se reservó la parte final de la actividad para escuchar de viva
voz las inquietudes de quienes venían representando a su gremio. Se oyeron
necesidades de diversos sectores de la sociedad torreonense y sólo dos en temas
que son reservados a grupos en situación de vulnerabilidad: discapacidad y
autismo. Pensé que
no había en la reunión alguien más que sacara a flote la gran necesidad que se
tiene con los colectivos de minoría. Luego de escuchar las otras intervenciones
creí que sería la única (como sucede frecuentemente) que sacaría a flote
nuestra causa. Al pedir la palabra, me indican que hay antes otra intervención.
Se trataba de una mujer, madre de una persona con discapacidad y dirigente de
una OSC; estuve a punto de desistir en pedir mi participación, pues dí por
hecho que su necesidad y reclamo coincidiría con el nuestro.
Al comenzar a escucharla me quedaron claras dos cosas: primero
desapareció la intención de declinar mi participación y segundo, que la
necesidad que escuchaba no era para nada compatible con la nuestra. La
dirigente de la asociación que encabeza a personas débiles visuales y ciegos,
entregó una serie de peticiones por escrito y solicitó que incrementaran la
cantidad de becas para los niños con discapacidad así como flexibilizar el
régimen académico que exige un elevado promedio escolar para solicitarla.
Cuando comenzó nuestra presentación, muchas miradas dieron por
hecho que pediría algo similar a la mami que recién escuchamos, más apoyos
económicos; pero para los presentes también fue sorpresa. Comenzamos hablando
de lo bueno de recibir una despensa, un apoyo económico para transporte o beca,
pero que nos queda corto. Enseguida y como movimiento de cabeza al estilo de
película del exorcista voltearon para saber de quién era esa voz que decía tal
cosa. Sostuve que son siempre buenos los apoyos materiales y económicos que se
pueden recibir del estado, pero que la mayor encomienda era erradicar el
paradigma médico-asistencialista en las personas con discapacidad y autismo.
Que se tiene una ley federal sobre autismo, que esperamos Coahuila
tenga la suya y que los espacios donde debía darse la atención y servicio a las
personas con autismo y sus familias no se daba, y si se hacía, no era con trato
digno. Resalté el
andamiaje legislativo y jurídico que debía regirnos para que los servidores de
salud y educación otorgaran el servicio, pero sobre todo que tuviera ‘dientes’
presupuesto para que tome vida. A lo que Claudia Ruiz Massieu, dirigente nacional del PRI e
invitada de honor en la comida, admitió que el autismo era más un tema de
visibilidad, conocimiento, conciencia y sensibilidad. Para ello recomendó a los
candidatos estar más cerca de las mamás de personas con autismo y escucharlas
para adentrarse en los retos y desafíos que enfrentan en el día a día Admitió
también la tarea del gobierno de sacar el enfoque asistencialista en el tema de
grupos vulnerables. Por lo anterior, Claudia, los presentes y yo confirmamos que en el
camino de la discapacidad y autismo, cada cabeza es un mundo.
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