Tiene Síndrome de Down y asombra con sus trucos de magia


Alejandro Cuervo, de 24 años, vive en Lanús. Junto a su maestro ya hizo temporada en Mar del Plata con el espectáculo "Magia Inclusiva". 
Todos podemos hacer magia. Sólo hay que sonreír”, asegura el Mago Ale, y mira a su compañero “Magomi”. Bajo esta premisa se desarrolla el espectáculo “Ilusos”, protagonizado por Omar Sauchuk (33) y Alejandro Cuervo (24), el primer ilusionista profesional del país con Síndrome de Down. Ellos son las caras visibles del programa “Magia inclusiva”, una iniciativa que se propone suprimir los límites impuestos por la sociedad y abrir el abanico de oportunidades creativas y laborales para chicos con discapacidad.
A la dupla en escena se suma Nina Avila, directora de la obra y quien tendió el puente para que Alejandro y Omar se conocieran en 2014. “Ale es actor de la compañía de arte ‘Las ilusiones’, donde yo trabajo. Generamos mucha empatía desde un principio y noté que tenía capacidades artísticas para explotar, por eso se me ocurrió presentárselo a Omar y entre los tres armamos el proyecto”, revela Nina.
Alejandro explica que nació en Lanús, pero se apura en aclarar que es hincha fanático de Independiente, condición que comparte con su compañero de escena. Si bien dedica entre seis y ochos horas por semana  a los ensayos, también suma méritos en su historia académica: terminó el secundario, hizo un seminario de educación ambiental y actualmente realiza un curso de formación laboral en la UCA.
“Me estoy preparando para otros trabajos, pero quiero ser mago toda la vida y mi sueño es actuar con Omar en España”, dice el joven. “Lo podemos alcanzar si nos lo proponemos, estamos tratando de profesionalizarnos y renovar distintos aspectos del show”, se suma a la charla Omar, vecino de Dock Sud, que comenzó como clown en 2004 en el Centro Cultural La Usina de Barracas.
La química que existe entre ambos arriba del escenario también se palpa cuando se despojan de sus personajes. “Tenemos una relación excelente basada en el compañerismo, el cariño y el respeto mutuo”, asegura.
Al igual que Nina, trabajó en varias instituciones educativas como profesor de teatro para chicos con discapacidad. “La inquietud era generar oportunidades laborales reales para personas con discapacidad. Muchas veces se pide ayuda, pero también hay que pensar qué se puede aportar, en este caso a través de la magia. Yo tenía un show propio (“Magomi”) y se nos ocurrió que Ale podía convertirse en nuestro asistente. Luego de conocerlo pensamos en dar un paso más. Empecé a enseñarle los trucos, a darle más lugar en el escenario. Finalmente decidimos que en el espectáculo, él sea el mago y yo el asistente”, describe.
Vía Clarín

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