La OMS actualiza los criterios de diagnóstico del TEA
- La nueva Clasificación Internacional de Enfermedades, la CIE-11, unifica criterios con respecto a la clasificación americana de trastornos mentales, el DSM-V
- La CIE-11 entrará en vigor el 1 de enero de 2022.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar la nueva versión actualizada de su Clasificación Internacional de Enfermedades, la CIE-11, un texto que cataloga las distintas patologías y trastornos con el fin de proporcionar un lenguaje común para informar y controlar las enfermedades, así como comparar y compartir datos siguiendo unos criterios estándar entre hospitales, regiones y países en distintos períodos de tiempo. Para ello, los términos diagnósticos se convierten en códigos alfanuméricos únicos para lesiones, enfermedades y causas de muerte.
La CIE-11 es fruto de diez años de trabajo y sustituye a la anterior clasificación, publicada hace ya 28 años, con la intención tanto de ofrecer una visión actualizada de las diferentes condiciones de salud y enfermedad, como de simplificar la estructura de codificación para que los profesionales registren más fácilmente las mismas.
Traducida a 43 idiomas, esta nueva CIE se presentará en la Asamblea Mundial de Salud en mayo de 2019 para su adopción por los estados miembros y no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2022.
El Trastorno del Espectro del Autismo en la CIE-11
La CIE-11 actualiza los criterios de diagnóstico del autismo, en la misma línea que establece el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, publicado en 2013 por la Asociación Americana de Psiquiatría). En este sentido, recoge el término único de “Trastorno del Espectro del Autismo” y engloba en esta categoría al Autismo, el Síndrome de Asperger, el Trastorno Desintegrativo Infantil y Otros trastornos generalizados del desarrollo, no especificados.
Respecto a las características nucleares del TEA, la CIE-11 también incluye las mismas dos categorías que el DSM-5 (dificultades para la interacción y la comunicación social, por un lado, e intereses restringidos y comportamientos repetitivos, por otro), eliminando una tercera que aparecía en la anterior versión, relacionada con problemas del lenguaje. Ambas clasificaciones señalan también la importancia de examinar sensibilidades sensoriales inusuales, algo común entre las personas con autismo.
Pero hay también notables algunas diferencias entre la CIE-11 y el DSM-V. Por ejemplo, la clasificación de la OMS aporta pautas detalladas para distinguir entre autismo con y sin discapacidad intelectual, pero el DSM-V, por su parte, solo señala que el autismo y la discapacidad intelectual pueden darse simultáneamente. La CIE-11también incluye la pérdida de competencias previamente adquiridas como una característica a tener en cuenta a la hora de efectuar un diagnóstico.
Por lo que respecta a la etapa infantil, la CIE-11 pone menos énfasis en el tipo de juego que los niños realizan (ya que puede variar en función del país o la cultura) y se centra más en si los menores siguen o se imponen reglas estrictas cuando juegan, un comportamiento que puede percibirse en cualquier cultura y que puede ser un signo de inflexibilidad en el pensamiento, característica común entre las personas con autismo.
Vía Autismo España.
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