Recordé a Erick
Por:
Verónica Rocha
Le
gustaba tomar la bicicleta para ir cada martes a la fayuca que se instala en la
colonia Loma Real III, cerca de su casa. Ese 28 de agosto de 2018 Juanita ya no
apareció. Fue un día después, que su madre, Gabriela del Valle tuvo noticias de
ella vía telefónica: estaba detenida por el delito de intento de sustracción de
menores.
Aseguran
que quiso robarse un bebé de un matrimonio que atendía un puesto, pareja que
por cierto la conocía de tiempo atrás, pues era del rumbo, todos por ahí sabían
de ella y sabían que vive con discapacidad intelectual.
Pero
eso no importó, nos contó la señora Gaby, la agarraron entre varios, la
golpearon y llamaron a la policía para que viniera por ella. Llegó la patrulla
35231 de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Torreón para
trasladarla.
Ayer
se cumplieron dos meses de la detención arbitraria, audiencias irregulares, dos
abogados inoperantes, un amparo fallido (pero cobrado) y exámenes psicológicos
que hablan, en uno si y otro no, de su discapacidad intelectual.
Hoy
se encuentra en el CERESO de Saltillo, Coahuila con la evidente ausencia del
protocolo de actuación para quienes imparten justicia cuando se vean involucradas
personas con discapacidad, pese a lo que asegura el Fiscal Región Laguna, Hugo
Morales.
Desde
la entrada en vigor de la Convención sobre los derechos de las personas con
discapacidad en 2008 y el retiro de la declaración interpretativa en 2011, cada
persona con discapacidad tiene capacidad jurídica, es decir debe responder por
sus actos ante la ley, como usted o como yo.
La
variante acá, está en el ACCESO a la justicia, es decir emplear el criterio de
equidad para darle los apoyos suficientes y necesarios a la persona con
discapacidad para que conozca desde un inicio de qué se le acusa y el derecho a
defenderse.
Y me
dirá que el presente hecho no es nuevo, que se da más de lo que suponemos,
sobre todo cuando a los afectados ‘se les ocurre’ ventilarlo en los medios de
comunicación. Por eso recordé a Erick, el joven que en abril de 2016 guardo en
su mochila una manzana y un refresco de cola, con un valor de 21 pesos y fue
detenido por robo, pese a no haber cruzado la línea de cajas.
En
esta como en aquella ocasión se ignoraba –o no se quería reconocer- la
condición de discapacidad intelectual con la que viven los acusados y fue
gracias a que se hizo una movilización
vía redes sociales para evidenciar la serie de violaciones que
registraba el proceso, que la tienda Soriana le ‘otorgó el perdón’ para que
saliera. También como en aquella ocasión, esperamos que Juanita obtenga su
libertad ¡ya! Primera Persona
Columna publicada por Milenio Laguna en edición impresa y digital de este martes 30 de octubre de 2018.
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