Y no ser víctimas del azar
Por:
Verónica Rocha
La
noticia sobre los decesos por COVID19 en México, ese día fue más cruenta. En
realidad fueron dos. El subsecretario de prevención y promoción de la salud de
la secretaria de salud del gobierno federal Hugo López-Gatell anunció en la
conferencia de prensa diaria, la primer muerte en paciente menor a 25 años de
edad, una niña de 12 quien además se convirtió en la primera víctima mortal con
discapacidad pues vivía con síndrome Down.
El
servidor público, aclaró que el fallecimiento vino en gran medida por la
comorbilidad que presentó la adolescente: cardiopatía e inmunosupresión, condiciones
que pone en más riesgo a la persona de contagiarse, pasar a estado grave y
morir.
A
pesar de que sabe que la discapacidad no es una enfermedad, las personas que
viven con síndrome down –como cualquier otra- pueden llegar a presentar
comorbilidades como cardiopatía lo cual es común en ellas más no una
característica propia de la condición.
Sin
embargo, hoy por hoy, todavía es más lo que desconocemos del coronavirus que lo
que sabemos sobre él y tomando en cuenta que la expansión de éste apenas se
despliega por nuestro país, es que la asociación civil Trisomía 21 con sede en
la CDMX ha decidido aceptar la invitación de la sociedad científica de
investigación Research Society a través de la doctora Mara Dierssen para
colaborar en el proyecto internacional sobre riesgo de personas con síndrome Down
frente al COVID19.
La
también investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona contempla
la participación de familias con un miembro con síndrome Down en EEUU y en países
de América Latina. La activista Cintya Laurel ya levantó la mano con su
fundación para contribuir en dicho estudio para el contestado de los
cuestionarios, difundir la iniciativa y buscar que otras organizaciones de la
sociedad civil que atienden a personas con síndrome down se sumen.
Independientemente
de los resultados que arrojen el o los estudios de la dra. Dierssen, en México,
será un recurso fuerte para visibilizar a la comunidad de personas con
discapacidad ante la eminente publicación de la Guía Bioética de Asignación de
Recursos de Medicina Crítica ahora convertida en “Proyecto”, donde la
supervivencia de aquellos enfermos por COVID19 dependería de su edad,
comorbilidad o el azar. Esperemos que no. PrimeroPersona
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